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Relato: Cada vez que leía sobre lactancia era una puñalada

Relato: Cada vez que leía sobre lactancia era una puñalada

Os compartimos el relato de lactancia que una de nuestras usuarias escribió hace un tiempo. Es habitual pensar que la lactancia saldrá de manera natural, independientemente de cómo vaya el parto y de las actuaciones sanitarias que se hacen los días posteriores al nacimiento (hablamos de separación de madre-bebé, los suplementos durante las primeras horas, etc.). Es cierto que hay mujeres y bebés que lo consiguen, a pesar de todas las intervenciones, pero no son la mayoría de casos.

Hoy os compartimos una experiencia muy intensa de una mamá médico que ha vivido en sus propias carnes el trato sanitario deficiente que se ofrece en relación a la lactancia. Ojalá no lo hubiera tenido que vivir, pero estamos convencidas de que mujeres como ella serán las que cambiarán el mundo. Y acabarán consiguiendo partos más respetados y bienvenidas más cálidas, dulces y bonitas, como deberían ser siempre. ¡Gracias Karina por tu valentía y por compartir tu valiosa experiencia!

Dos lactancias, dos experiencias

Hoy quiero contar mi historia a raíz de una que leí en su página y tocó mi alma. Soy mamá de 2 hermosos niños. Matías de 3 años y Daniel de 6 meses. Cuando me embaracé de Matías supe que quería amamantar, leí un poco de la posición y el agarre. En ese momento, mi mayor miedo eran las grietas y sabía que al tener un buen agarre las podía evitar.

Llegó el momento, inició trabajo de parto con 39.6 semanas, el cual terminó en cesárea sin complicaciones. El pediatra nunca nos habló, ni yo sabía que debía exigir, piel con piel y alojamiento conjunto. Matías nació llorando y saludable. Mi esposo lo cargó. Nos tomaron una foto y se lo llevaron a los cuneros (una sala del hospital tipo nursery, donde alojan juntos a todos los bebés en cunas). Salí de la cirugía desesperada por tener al bebé y casi exijí que me dieran de alta de recuperación. Al llegar a la habitación me dijeron que por regla del hospital el bebé debía pasar siete horas en observación. Y, por supuesto, le metieron su primer biberón de fórmula. Finalmente, me lo trajeron y me lo puse al pecho sin problemas.

Otra regla del hospital: el bebé debía pasar la noche en esa sala, entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana. Si quería, me podía sacar leche y mandarla ¡pero apenas gotas me salían! Estuvimos tres días en hospital, de los cuales sólo me traían al bebé si tenía familiares acompañándome, si estaba sola no…  Al cuarto día de nacido nos fuimos a casa con una lata de fórmula de regalo, la cual no pensaba usar.

15 minutos por pecho

Empezamos con lactancia materna exclusiva, con las indicaciones del hospital de 15 minutos en cada pecho y cada dos o tres horas! Mi pobre niño pasaba el tiempo ansioso, llorón, chupándose las manos. Se llenó de gases y lloraba y lloraba. Y finalmente al tercer día no paraba de llorar y le hablamos al pediatra. Le dije cómo había estado, su orina naranja, que no había evacuado ese día. Me dijo que estaba deshidratándose. “¡Dale fórmula!” Y ese fue el principio del fin. Por lo poco que sabía, no era lo ideal. Pero no quería matar de hambre a mi bebé. Estaba nerviosa, abrumada y muy cansada.

Con el pasar de los días empezó la confusión tetina-pezón y mi bebé empezó a rechazar el pecho. Qué dolor en el alma sentí cada vez que mi bebé me rechazaba. Me sentía fatal, mala madre y me preguntaba el por qué de que me rechazara. Lloraba día y noche… Aún así, seguía insistiendo sin éxito. Cada vez más el bebé lloraba a gritos y se retorcía hasta que finalmente cedí…

Seguí extrayéndome leche y dándosela en biberón, pero al no saber tampoco nada sobre la frecuencia con la que debía hacer las extracciones, la poca producción que tenía sucumbió. Hasta que casi dos meses después, cuando ya no salió ni una gota más.

Me deprimí muchísimo, lloraba todo el día. Hasta que casi a los tres meses del bebé me dije ¡no puede ser! Tanto quería tener un bebé y no lo estaba disfrutando nada, y además mi bebé me rechazaba. Pensé que debía cambiar todo. Porteaba a mi bebé todo el día, le cantaba, dormía con él y poco a poco logramos tener cercanía y ese apego que tanto anhelaba.

Cada vez que leía algo de lactancia era una puñalada directa al corazón. Mi mayor frustración era no haber podido lograrlo. A pesar de ello, la crianza de la disfruté al máximo y logré tener un gran apego con mi hijo. Y después de dos años y medio, ¡llegó el hermanito!

Desde el día que supe que estaba embarazada sentí un rayo de esperanza, de una segunda oportunidad. Empecé a leer y el libro que cambió mi vida fue ‘Un regalo para toda la vida’, de Carlos González. Entendí muchas cosas y todos los errores que por desconocimiento e inexperiencia sucedieron con mi primer bebé.

Por fin, acompañada y escuchada

Empecé a asistir a las reuniones de La Liga de La Leche, que fueron de gran ayuda. Allí me acompañaron y me escucharon. Cambié de hospital y de pediatra. Asistí a una consulta prenatal y pedí piel con piel desde el inicio, alojamiento conjunto y nada de fórmula en la estancia en el hospital.

A las 35 semanas de embarazo tuve colecistitis, complicada con cálculos en el coledoco, el cual se manejaba con tratamiento conservador y expectante. A las 36 semanas nació Daniel por oligohidramnios severo, por cesárea al estar en posición podálica. Aún así, fue una experiencia hermosa. Hicimos piel con piel en el quirófano y lo amamante ahí. Saliendo del quirófano se lo llevaron para pesarlo y medirlo, y yo salí hacia la habitación una hora después con mi bebé. Hicimos alojamiento conjunto y lactancia materna hasta la fecha. ¡Casi 7 meses y los que faltan!

No han sido fáciles. Hemos batallado con bajo peso, reflujo y APLV (aleergia a la proteina de leche de vaca) pero siempre me mantuve firme en querer una lactancia materna exclusiva.

El puerperio fue agridulce, una combinación de extrema alegría al haber logrado lo que tanto quería y una gran nostalgia cuando recordaba lo que pasó con mi primer bebé. Cada vez que mi niño grande me sonreía, yo lloraba de pensar lo que pudo haber sido.

¡Estos 7 meses de lactancia han sido los mejores! Lo he disfrutado al máximo. Trabajo seis horas y me extraigo leche para que se la den en la guardería. No tengo muy buena relación con el extractor pero lo hemos logrado hasta ahora.

Soy médica anestesióloga y mi próxima meta es ser asesora de lactancia y luego IBCLC. Amamantar ha sido una de las experiencias más maravillosas como mamá y quiero ayudar a tantas mamás que han tenido problemas con la lactancia. No quiero que otra mamá sienta lo mismo que sentí con mi primer hijo. Y mi misión será ayudar a tantas que pueda.

No sé cómo serán mis hijos de grandes, si realmente tendrán diferencias en salud o intelectuales, ¡pero estoy segura de que han sido deseados y amados por igual! Y siempre será mi gran pesar el no haber podido amamantar a mi niño grande todo el tiempo que pude. Pero es algo que todavía debo superar y ¡disfrutarlos al máximo!

2 comentarios en «Relato: Cada vez que leía sobre lactancia era una puñalada»

  1. Donde puedo buscar ayuda si me siento igual? Siento q mi bebé y yo no tenemos esa conexión y me siento mal lloro a diario y aunque ahorita la alimentación es mixta y tomó lo que sea q me recomiendan para q me baje más leche … no me perdono que mi bebe haya perdido tanto peso la primera semana por que yo solo quería darle lactancia …. Si pudiera ayudarme me encantaría porque ya no aguanto seguir llorando todos los días

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